Puig de Missa de Santa Eulària
En el denominado Quartó de Xarc durante la dominación árabe —que ya desde 1303 encontramos con el nombre de Santa Eulària— alrededor de un lugar bien poblado y con presencia de molinos de agua, se levanta una montaña coronada hoy por la iglesia con la advocación a esta santa barcelonesa, Santa Eulària.
El Puig de Missa de Santa Eulària fue declarado paraje pintoresco por Decreto de 4 de agosto de 1952, protección asimilada después a Bien de Interés Cultural con la categoría de lugar histórico, tanto la iglesia con su torre de defensa como todo el conjunto del monte. Aunque hay noticias de una antigua capilla, la iglesia actual fue inaugurada el año 1568 como vicaría dependiente de la parroquia de Santa María. Los porches y las capillas laterales son obra del siglo XVII. En principio, el templo tenía, además del altar mayor, cuatro altares dedicados a la Virgen del Rosario, la Virgen del Carmen, San Antonio Abad y los Santos Médicos Cosme y Damián. En el año 1760 se encuentran allí tres capillas o altares más dedicados a San Antonio de Padua, a la Virgen de Belén y a la Santísima Trinidad. Las dos capillas más próximas al presbiterio son fondes y por la parte exterior sobresalen de las paredes maestras. El via crucis, de lado a lado de la nave, es de artísticos azulejos de Valencia.
En el año 1785, el primer obispo de Eivissa, Manuel Abad y Lasierra, erigió la iglesia de Santa Eulària a parroquia. El retablo barroco que preside el altar mayor es obra del escultor José Ferreres, hecho entre los años 1674-78 y procedente de San Millán (Segovia), de donde fue traído en el año 1967, por iniciativa del marqués de Lozoya, propietario de una casa rural en el mismo Puig de Missa, y conocedor de que el antiguo retablo del siglo XVII quedó destruido en 1936. El retablo consta de un cuerpo con una sola calle, ático y banco o predela todo de madera dorada y policromada. El cuerpo tiene cuatro columnas salomónicas y en el centro una hornacina en la que hay una imagen de madera tallada y policromada, hecha hacia 1940 por los imagineros valencianos Carlos Román y Vicente Salvador, y que representa a Santa Eulària. Por encima de la cornisa, en el ático, hay una tela que representa a Santa Rosa de Lima, obra de la escuela de Cuzco del siglo XVIII y que proviene de la iglesia de El Convent de Dalt Vila. La Conselleria de Patrimonio del Consell Insular de Eivissa y Formentera hizo restaurar este retablo y su tabernáculo expositor de la Sagrada Forma, que originariamente estaba donde está ahora el asiento del cura, que actualmente se encuentra en la capilla lateral del Santísimo.Al lado de la iglesia encontramos la Casa-Museo Barrau donde podremos disfrutar de la magnífica colección de más de un centenar de obras de diferentes técnicas (óleo, acuarela, aguafuerte y dibujos) que Berta Vallori, viuda del pintor, quiso donar al Obispado de Eivissa.
El pintor catalán Laureà Barrau (Barcelona, 1863 - Santa Eulària des Riu, 1957) desarrolló su vida en diferentes lugares: Barcelona, Madrid, Roma y París, y después se estableció en Caldes d'Estrac, localidad que reunía los requisitos que él buscaba de captación de luz. Y éste fue el motivo que lo llevó más adelante, hacia el año 1930, a establecerse en Eivissa, concretamente en la casa que hoy guarda su colección, donde se entusiasmó y dejó una obra que destaca por sus colores, las composiciones y las expresiones de las figuras humanas. La obra de Barrau capta la luz, los paisajes, las calles, el mercado y la gente de Eivissa, hecho por el que fue catalogado como pintor de Eivissa. También en el Puig de Missa encontramos can Ros, la casa payesa que alberga el Museud’Etnografiad’Eivissa, con una importante colección museográfica del ámbito rural pitiuso tradicional: indumentaria, joyería, instrumentos musicales, utensilios domésticos, herramientas del campo, guarniciones, cerámica... todo dispuesto en el marco de una casa que es un buen ejemplo de la arquitectura tradicional pitiusa.
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